Crónicas desde el firmamento, otra vez.

Hace mucho ya que no os cuento nada nuevo sobre mi experiencia de muerto. Os pido perdón por teneros tan descuidados. Cuando se tiene por delante una eternidad, el tiempo pasa volando. Bueno, no. La verdad es que estaba exagerando. Pero ya me entendéis. Basta que te sobre tiempo para que vayas dejando lo que tienes que hacer para otro día, y luego otro y así hasta el final de los tiempos.

Yo estoy bastante resignado a estar por aquí en el cielo, o lo que sea esto. A ver: un cachondeo continuo, no es que sea. Pero tampoco tienes grandes motivos de preocupación. Ahora mismo, en el mundo terrenal, los españoles estáis todos agobiados con la declaración de la renta. Oye, pues aquí estamos todos exentos. Esto, por ejemplo, mola. Así que estar en el cielo tiene también cosas que no están mal.cartas-espanolas
Hay un alma amiga mía, una que he conocido aquí, que está todo el día pendiente de casi todos vosotros. Le quería mucha gente en la Tierra, y claro: le rezan, le piden que cuide de ellos… De todo. Sin embargo de mí no se acuerda nadie. Eso de que no me recuerden parece malo, pero tiene la ventaja de que me aporta más tiempo libre. Os preguntaréis que para qué quiero más tiempo, ¿no? Bueno, todo es relativo. El otro día le dije que si quería, yo podría ayudarle y cuidar de alguien. Me dice el tío:
-¿Qué pasa? ¿Es que tú no tienes a nadie tuyo que te rece?
Yo le dije:
-Es que si hacemos deprisa tus tareas, podríamos jugar luego una partida al mus con otras almas.
¡Menudo muermo! ¡La cara que me puso! Me dice:
-Yo no sé qué haces tú por aquí…
-Pues pasar el rato. Qué otra cosa podría hacer…
De verdad que esto del cielo está mejor de lo que parece al principio. Pero no me integro.

Ya sabéis que estoy muerto. Crónicas del firmamento, 4.

Ya sabéis que estoy muerto. Crónicas del firmamento, 4.

Bueno, ya sabéis que sigo en el cielo. Ya llevo mucho, no sé decir cuánto, porque aquí uno no se entera de nada. Una modorra… ¡Qué molicie¡ La verdad, que a mí el cielo me ha decepcionado bastante. Yo así una eternidad no la aguanto. Esto está lleno de repelentes. La mayoría de la gente que me cae bien están en el purgatorio o en el infierno. Y aquí estamos todos los muermos juntos. Los más muertos.

Sabéis que estábamos mirando a uno que yo pensaba que era Dios por aquello de la contemplación divina. Pues era San Pedro. Se mosqueó conmigo. Dice, ¿si no está Dios, a quién quieres mirar tú? Pero yo lo que me pregunto es:¿y Dios por qué no está en el cielo? Ojo. Yo no digo que no sea buen tío San Pedro. ¡Pero no es Dios! Por lo visto hace mucho que Él no viene. Pues no lo entiendo. Se ve que se pasa el día en la tierra. Decían el otro día que Dios Padre siempre se quejaba de que en el mundo la gente no hacía más que pecar todo el rato. ¡Pues oye, si tanto lo criticas, no sé porqué bajas tanto….! Y no sé qué hará, porque las cosas no es que estén perfectas abajo. No sé qué habrá solucionado…

Aquí falta organización. Yo esto lo montaría de otra forma. Porque oye, toda la vida siendo bueno y arrepintiéndome de todo para luego tanto mirar a San Pedro… ¡Venga, hombre! No digo que tengamos que hacer aerobic, como en los hoteles para jubilados, pero alguna excursión… ¡No sé, algo!

Tengo un compañero todo el día sonriendo. No lo soporto. ¡Qué cara de idiota! Está el tío encantado de estar aquí. Me acerco y le digo «buenas». Y en vez de contestar se me queda mirando con su sonrisa de comprensión profunda del alma humana… ¿Será tonto el tío? ¿Pero de qué va? Le digo: ¿me está mirando usted por encima del hombro? Porque a mí me habrán traído a aquí igual que a usted… Usted, qué pasa, ¿es que se ha hecho más bueno? Y él nada,con su sonrisa de iluminado. Claro, si lleva una eternidad mirando a San Pedro, se habrá vuelto majara.

Ya he preguntado si me podía bajar a la tierra o hacer una visita a algún amigo que tengo en el purgatorio, por llenar un poco el tiempo infinito. Pero aquí siempre te miran tiernamente pero no te contestan. Me tienen ya bastante harto.

Total. He empezado a preguntarme qué hago yo en el cielo. Yo creo que no me lo merezco. Para mí que se han equivocado. Lo más curioso es que cuando estaba en la tierra ya me preguntaba: ¿Y yo qué hago aquí? Y ahora en el cielo, igual. No tenía que haber venido. Esto me pasa como otras cosas, por ser un buenazo.

Un asunto de cierta gravedad, no os asustéis. Crónicas del firmamento, 1.

Queridos amigos y amigas. Hoy tengo que contaros algo serio de verdad. Espero que los errores del corrector del móvil unidos a los míos, de por sí frecuentes y bochornosos, os hagan sonreír ante mi grave comunicación. Creo que lo mejor que podéis hacer es tomaros esto con una sonrisa y como lo que es: una fase más de la vida. Sí, amigos y amigas, lo cierto es que me he muerto. El otro día empezó a dolerme la cabeza de un modo brutal. Tardé varios días en atribuir peligro a mi dolor, que no se atenuaba ni con medicinas, ni con cama. Cuando decidí ir al médico de urgencias, ya era demasiado tarde. Nunca regresé a mi casa y de mí nada más se ha sabido.
Por favor, no lloreis por mí. Todos tenemos que morir, así que igual podría yo llorar por vosotros.
Qué más decir…
Por ahora es prematuro decir qué tal es estar muerto. No hay nada muy distinto de lo quue siempre imaginé. Como ya suponía, al morirme yo se ha acabado el mundo. Espero no molestaros al haceroslo notar. En cierto modo, eso me incomoda, como si hubiera estropeado la tarde a todos los reunidos. No es mi intención. También he perdido la memoria (bueno, ya en vida fui un despistado, desde pequeño, para qué engañarme) y claro no recuerdo si me morí por decisión propia o por extinción del periodo previsto. Qué cabeza tengo. Pero al menos, no quería partir sin despedirme. No siento desconsuelo. Miro a las tinieblas de frente, con serenidad. Aunque ahora sé que en estas nubes sobre las que flota mi espíritu me seguiré encontrando con esas tías buenas con alas que me mandabais en facebook las autoras de «miseres» (te quiero con todo «miser», me abrazaba con todo «miser»… ). Y bueno… Tampoco es,una mala manera de pasar la eternidad. A ver si las veo.
Hasta siempre.

Otro post desde las nubes. Crónicas del Firmamento, 3.

Pues sigo muerto. Ya os dije que lo del Domingo de Resurrección era un camelo. Para que te dejen resucitar tienes que ser hijo de Dios por lo menos y yo no tengo tanto enchufe. Creo que hace como 2.000 años que aquí no resucita ni Dios.

Continúa la niebla. Para colmo no sé qué he hecho con mi móvil, que antes miraba siempre el tiempo de los tres próximos días, pero ahora no solo soy yo el incorpóreo, sino que también mi celular se ha esfumado, como dicen al otro lado del Atlántico. Yo me imagino que acabará despejándose tanta nubecita, porque sino, puede que me acabe agobiando. Frío no hace… Vamos, ni frío ni calor. Nada de angelitas, eso ya os lo dije… Lo de mirar a Dios, que eso está muy bien, porque te da mucha paz… Mucha paz, mucha tranquilidad y todo eso, vamos que está uno tan a gusto todo el día mirando a Dios, que es, qué os voy a decir, es como Dios. Ya sabéis que Él conoce lo pasado, lo presente, lo futuro… Está muy enterado de todo. Y se mete hasta en los más ocultos pensamientos… Así que controla bastante… Por eso digo que lo de mirar a Dios toda la eternidad… que sí, que fenomenal. Está… eso está… francamente bien. No sé si no se me hará corta la eternidad. ¡Igual me quedo a medias de mirar a Dios! Podré pedir a lo mejor otra eternidad. En fin, ya me entendéis. Yo si quiero volver a la Tierra es por alguna cosa concreta como mi móvil, saludar a la familia… y luego a mirar otra vez, encantado de la vida. Bueno, encantado de la muerte. No vaya a oírme pensar Dios y se crea que me quejo de algo… encima de que estoy en el cielo.

903417_357721217672624_546951318_oMe asalta una duda. ¿Y si esto no es el cielo? Es que no pone nada…

Me siento un poco tonto…
No sé por qué…
Es como…

A ver. «Se murió y se fue al cielo».
Como que no mola mucho… No sé si se liga mucho diciendo que te has muerto y estás como un alma azulita en el cielo… ¡Queda panoli total!

Yo no quería ser tan bueno. Lo que soy es despistado. Pensaba ser más malo, de verdad… pero te lías, con una cosa y con otra y cuando te das cuenta… ¡Muerto!

¿Y si esto fuera el purgatorio? Casi lo preferiría… Lo que pasa es que si luego resulta que esto no es el cielo y el que estoy mirando todo el día no es Dios sino un mindundi…

Neblina. Crónicas del Firmamento, 2.

Te extrañarán algunas cosas que te estoy contando de la muerte.
Pues mira, yo creía que el domingo de resurrección dejaban resucitar a todo el mundo y por lo visto, de eso nada de nada. Vamos, que tenía que haberme enterado bien y no lo he hecho. Culpa mía. Así que aquí estoy yo, que ahora no sé que hacer. Aquí hay niebla todos los días, parece que el cielo esté en Escocia o algo así. Di que ni siento ni padezco, y eso es una ventaja si sufres mucho en la Tierra, aunque eso ya me lo decía un profesor cuando era pequeño, porque era un niño reflexivo y tranquilo. Vamos, que para mí, que soy flemático, eso no es lo peor. A mí me gusta la radio, aquí no se pilla nada… pero te enteras de todo igual, eso te ocurre mucho en el firmamento si estás de alma como yo. En fin, no vale de nada lo que te cuente, porque esto de morirte, hay que vivirlo, no vale que te lo expliquen, no te haces bien a la idea. Sigue mandándome cuentos tuyos, por favor, porque aunque aquí no hay wifi, ahora me lo leo todo. Bueno, no me lo leo, pero como si lo leyera, ¿sabes? estas cosas raras que tiene el cielo. ¡Si es que estoy en el cielo! Porque esto está muy mal señalizado. En carteles gastan menos que en las carreteras españolas. No pone nada en ningún sitio. Luego, lo de las tías buenas con alas… De momento ni una. Pero vamos… yo estoy bien. No sé por qué, la verdad… No hago nada… Solo mirando a Dios, todo el rato. Y no creas que Dios está haciendo milagros, comunicando revelaciones y montando el show. ¡Qué va! ¡Nada de eso! Todo el rato mirando. Corte no te da, porque por lo visto tampoco hay tiempo, no es como estar dos horas mirándole, que parecería un poco raro. En fin, esto, como sintetizaría una tía de mi mujer, que espero tardar en encontrarme por aquí, el cielo «es que es un poco así».