Cuando se ningunea la relevancia de alguien como Unamuno recuerdo esos abueletes que ven el fútbol en la tele del bar del pueblo e increpan a los jugadores: ¡Cristiano eres un inútil! ¡¡Messi,que no estás haciendo nada!! ¡¡Árbitro, que no te enteras!! ¿¿Entrenador, por qué no sacas a Isco??

Uno se vuelve a mirar de dónde salen esas voces y encuentra un despojo soportando a duras penas el peso de una boina. Despojo que seguramente tampoco fue superman en su juventud. ¿De qué vanidad hablamos? ¿De la de Unamuno? ¿De qué soberbia? Quizás la del que juega a los iconoclastas.

Lo que usted dice se puede plantear con algo más de moderación y prudencia. Unamuno me parece grande. Está entre mis favoritos. Me da igual en qué bando de sectarios españoles estaba, porque para fijarse en eso no hace falta escribir más. Se le pone la etiqueta, y listo.

Yo también insultaré a Unamuno un día de estos y despreciaré toda su obra. No lo he hecho todavía, porque creo que primero tendré que tener una obra mejor que la suya y reconozco que por ahora, créame, por torpe que le parezca Unamuno, yo aún no tengo una obra que lo supere.

Cada obra y cada autor, son el reflejo de un mundo, con sus propias reglas de juego. No creo que se deban hacer comparaciones ni establecer rankings. Intuyo que jamás Unamuno trató de compararse con los autores que citó él y con los que cita usted. No por ser superior ni inferior, sino por ser otra cosa, y estar en otra línea. Tiene todo el derecho a criticar lo que quiera, eso está claro. Parece además que haya usted leído sobre el tema. Pero, creo que Unamuno se merece que le dé usted una o dos vueltas más a su juicio crítico.