CRÓNICAS DEL FIRMAMENTO. Frito de estar en el cielo.

 

Bueno, pues estaba yo ya frito de estar en el cielo cuando de pronto se me acerca un tío mayor: barbudo, así como con barba blanca, muy musculado, como de gimnasio. Veo que viene directo hacia mí y me dice:

-¡Buenas!

-Hola, muy buenas.

-Soy tu Padre.

-¿Perdona?

-Dios Padre.

-¡Ah! ¡Bueno! Menos mal que lo has aclarado porque yo con mi Padre… pocas bromas.

-No me habrías podido pegar ningún puñetazo. Soy Dios.

-Como si eres la Virgen. Yo te digo que con mi padre no te metas.

Puso cara de estar así como muy por encima y me dijo.

-Bueno, dejemos eso que ya está aclarado.

-¡Eso! Dejémoslo, que más vale que lo dejemos.

-Bien.

-¡Muy bien! -contesté yo levantando el mentón.

-Como te estaba diciendo, yo soy Dios Padre.

-¡Me alegro! Encantado.

-Bien, como sabes yo conozco hasta tus más ocultos pensamientos. Y la verdad, todo lo que me llega de ti es que estás muy descontento con todo. Y claro, estar aquí y poder verme es un premio, pero si prefieres ir a otro sitio.

-Pues mira ya que lo dices, es así. A mí el cielo me ha decepcionado bastante.

-No tienes pelos en la lengua para decir las cosas sin rodeos.

-Es que no hay que tenerlos.

-Ya, pues hombre, sabiendo que todo esto lo he creado yo, podías plantearlo de otra forma, con un poco más de tacto, ¿no te parece?

-Yo es que soy muy directo.

-Bueno, y qué es lo que tanto te molesta del cielo.

-Pues es que… a ver: tú eres el que has creado esto, dices, ¿no?

-Si, claro, yo soy el que lo crea todo, ¿Quién si no?

-Y la Tierra, ahí abajo donde estaba yo cuando estaba vivo. ¿También la has creado tú?

-Claro. Todo. No ves que yo soy el alfa y el omega y…

-¡Ya, ya ya! Ya me lo sé, lo del alfa, el omega y no sé qué más. Pues no me lo explico.

-Qué es lo que no te explicas.

-Parece que lo haya hecho una persona completamente distinta. No me entra en la cabeza que quien ha hecho la tierra haya hecho el cielo.

-Vaya.

-Pues sí, la verdad. El mundo mola. Puede ser un poco fastidiado a veces, pero el mundo está chulo, la verdad. Vamos, yo algunas cosas las habría hecho de otra forma, pero vamos, está bien. En general, está bien.

-En general…

-Sí, en general. Está bien, sin entrar en detalles. ¡Porque hay cosas que no están bien! Pero te estoy diciendo que el mundo mola. Pero ¿esto? ¿Este cielo? Parece que el cielo se lo hayas encargado a algún inglés.

-No he encargado nada a nadie, ni a un inglés ni a alguien de ningún otro lado.

-Pues fíjate, que yo pensaba que sí.

-¿Por qué un inglés?

-Porque me recuerda mucho a las patatas esas cocidas que se comen con mantequilla, como tontos.

-Ay, Virgen Santa. Desde luego, todo en mí es infinito. Mi paciencia por ejemplo es infinita.

-Esto del cielo es sosisimo. Pero si no sabes aceptar las críticas no te digo nada y ya está.

-Pues eres el primero que se queja. Está todo el mundo contento y feliz, mirándome.

-¡Pero por favor! ¿Y tú dices que lo sabes todo? Lo que pasa es que no te dicen la verdad, por no molestarte, Dios, pero esto es un rollo. Una patata cocida, pero además sin sal. Solo con la mantequilla inglesa.

-Vale, pues te mando al infierno si lo prefieres.

-No me parece muy democrática esa actitud tuya, Dios. La verdad -dije yo bajando el tono.

-La verdad soy yo. Y la vida.

-Pues hala, lo que tu digas siempre, no se te pueden decir las cosas. Solo cuando todo es bonito y adorarte y eso, bien. Ahora, como digas que algo no te gusta te mandan a las calderas. Pues mal, qué quieres que te diga, mal, mal, mal. No es lo que se espera uno al venir aquí. Lo suyo es escuchar a tu cliente. ¿Quién es el usuario? Si no sabemos escuchar la opinión del usuario, vamos mal.

-Vale, pues dime que es lo que no te gusta.

-Hombre, te vas a la Tierra y te encuentras de todo. Leopardos, tigres, colores, chicas, olores, playas, frutas, motos, mascotas puedes esquiar…

-¿Me lo dices o me lo cuentas? ¡Que lo he hecho yo todo!

-¿Esquiar también lo has inventado tú?

-Bueno, la nieve.

-Pero no es lo mismo. ¡Y aquí qué hay! Esto es muy feo, todos aquí suspendidos es una nube, y no se ve más que todo blanco, no hay ni esquinas. Te dejas en algún sitio los kleen-Ex y ya los puedes dar por perdidos porque no sabes si vienes de aquí o de allá, yo aquí no me oriento. No me gusta nada. ¡Es soso y feo!

-¡Es decoración minimalista!

-Pues a mí no me va el minimalismo éste de las narices.

Se me quedó mirando Dios sin decir nada por un tiempo, que me pareció una eternidad, claro. Que ese es otro tema del que también le podría haber hablado…

-¿Sabes qué? -me dijo Dios Padre- Tú has tenido que ser algún error administrativo.

-¡A ver si al final va a ser verdad que eres mi padre!