Eres tan bella para mí. Interpretado por un alma sin piel. Es decir, un alma despellejada.

Cuando tenía 20 años fui a un concierto de Joe Cocker en Barcelona. Yo pude colocarme a unos 3 metros de él. Era un hombre prematuramente avejentado, feo, lloroso, alcohólico, contrahecho que parecía volverse mongólico literalmente en los momentos especiales de sus canciones. Emocionó a todos. El mundialmente famoso rock star nos daba pena y pese asu éxito sentimos compasión, cuando estábamos allí para vociferar y beber. No podía darse más interpretando canciones. Saliendo del concierto estábamos casi tristes porque no seguía cantando. Pensábamos que para ser realmente gigante como él era preciso ser un desastre en todo lo demás. A mí, ser un desastre no me ha convertido en gigante después de todo…
Si hay cielo, Joe, tanto como parecías sufrir, tú tienes que estar allí, Joe. Un abrazo fuerte, amigo mío, de los tiempos de las aventuras y de los pensamientos intensos. Descansa en paz. Nunca he olvidado aquel concierto. Gracias.