Los-gatos-duermen-al-sol-Feliway

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El gato pasea por el jardín. Ve una pelota, la empuja con su zarpa y salta un poco. Pero le falta convicción. Ha perdido este invierno la inocencia del cachorro. Deja de jugar con la pelota y sigue quieto observando como un felino, aunque no haya nada que escrutar. No quiere parecerse a un perro vago, ni tampoco a un ratón.