Hemos hecho un viaje por un río que arrastra más promesas que gratificaciones. Nos ha proporcionado una peripecia corta y pesada.
A lo largo de estos años hemos encontrado la falta de fe que buscábamos.
La edad nos ha quitado por fin las ilusiones desmesuradas, pero aún conservamos la parte oscura de la pasión.
Hemos perdido sensibilidad y piedad pero no por eso nos hemos hecho más fuertes.
Hemos acabado desengañados respecto de la importancia de la vida y de las vidas de otros, pero eso no nos ha ayudado a comprender mejor el mundo ahora que cuando éramos jóvenes y sentíamos el corazón en los dedos.
Hemos desenmascarado todo cuanto parecía bello y valioso, y hemos descubierto claramente que era todo trivial, limitado o decepcionante.
Así ha sido como nos hemos quedado: sin las certezas y sin las dudas. Por eso te digo una cosa. Solo se cambia a peor.

Este extraño río de las paradojas y los fraudes, que empieza exuberante y crecido para acabar en un charco medio seco. Aporta al viajero una experiencia tan dolorosa como inútil.patagonia