Hoy, en esta madrugada, a modo de despedida, te ofrezco mi silencio, hecho de ruidos como el mar. Te regalo mi paz, cimentada sobre mil motivos de angustia. 

Te entrego el presente que me pertenece, hecho de instantes inmediatos, para ocultar pretéritos tortuosos y futuros sin porvenir. Te doy lo que soy, que es todo lo que no soy ni puedo ser.

Esta noche miro hacia mi propia alma pero descubro que en ella estás tú, suave, suficiente, tráslúcida. Y pienso en ti. ¿Oyes mi pensar?

Te ofrezco mi silencio hecho de ruidos como el mar.

Buenas noches.