Tengo en mi cuerpo una bala perdida y otra disparada a conciencia.
Y en mi conciencia, a un lado una duda afilada y al otro un hueco grande como mi cabeza.
Y en mi cabeza, recuerdos dolientes, un sueño sin esperanza y el ánimo a la altura de los pies.
Y los pies en alto, enredados en un laberinto, atados a un pesado manojo de contradicciones, lastrados por un pasado que nunca se aparta de mis ojos.
Y en mis ojos, una mirada cuatro veces perdida:; perdida por mi, extraviada por ti, mirando el cielo y observando la tierra sin poder entenderla.