Él era un muchacho normal. Agradable. Caía bien. Buena gente. No es que las chicas no se fijasen en él. Pero no tanto hasta que se descalzó una vez en un parque. La pandilla encontró un cesped bajo el sol de junio e hicieron un corro para contar chistes y tocar la guitarra. Estaban su mejor amigo y una compañera de clase de ojos color de miel y labios gruesos con un mohín de niña enfadada. Luego vendrian los otros. Tere dijo que su hermano fumaba sujetando el cigarro con los dedos de los pies. En segundos su amigo José se habia descalzado para intentarlo. Roque se dejo llevar por la tontería y comenzó a deanudar su pie derecho. Su calcetin se iba poniendo del revés a medida que tiraba de él hasta que todo su pie quedó completamente a la vista y los ojos de Tere se abrieron a tope y sus pupilas cambiaron totalmente su mirada.
-¡Qué pedazo de pie! – dijo la chica.- ¡¡Es impresionante!!

Continuará.