Estoy aburrido de frasecitas estomagantes «positive thinking» en contra del miedo. ¿Es que todo el mundo lee las mismas chorradas?

 

Sin miedo la vida es demasiado simple. Tened siempre bastante miedo. Si no tenéis motivos, echaos a temblar.

Se acercan las primeras curvas.  Me falta mucho miedo para tanto peligro como viene.

¿Avanza el peligro o avanza el miedo?

 

Los miedos nos identifican más que las alegrías y que las esperanzas. Son más constantes, más nobles. Los conocemos al nacer, vamos mejorando en conocimiento mutuo con los años, lo que no siempre sucede entre los esposos.

Al final de la vida, nuestros miedos son los únicos que nos acompañan hasta el otro mundo. Todos los que nos lloran, sin embargo, se quedan, no se mueren con nosotros para acompañarnos, los muy falsos. Sin embargo el miedo no es hipócrita. Es el más sincero y espontáneo de nuestros sentimientos.


Todos los humanos formamos la miedosfera, que tenemos el deber de cuidar para que generaciones venideras hereden nuestros miedos.


Una nación es un conjunto de seres que comparten los mismos miedos.

El miedo me da cobijo y seguridad. Si perdemos el miedo, ¿qué nos queda?

 

Vamos a devenir en una mayéutica diacrónica del miedo en sí y para sí, pero no por sí. La miedosfera avanza.

 

El miedo nos diferencia de la materia en sí y por sí.

 

Dejadme tranquilo con mis miedos

(Heinrich Brossen Tallernauer, el filósofo del miedo).