Desde el principio de los tiempos, la vida se ha visto  como un ensayo corto antes de pasar a un estado superior y eterno. Este cielo, varía en diferentes culturas, pero siempre presenta una situación en la que se nos libera de las limitaciones que crea la realidad terrenal. Dicho lo cual, pasaré  a aseverar tras esta pequeña introducción lo que viene a continuación:

Internet es como el cielo.

Una vez leída mi afirmación puede haber algunos gestos de sorpresa, exclamaciones más o menos malsonantes o irónicas, como «caramba», o «toma castaña», etc. Pero lo cierto es que Internet es lo que más se parece al cielo, dado que aquí lasinternet-contra-los-pasos-que-llevan-la-puerta-abierta-en-el-cielo-39436924 almas se relacionan entre ellas, sin intervención de los cuerpos. Aquí las personas no tienen edad, ni color de piel, ni nacionalidad (mientras que no confundan las zetas y las eses), ni indicios claros de riqueza. Lo que sigue existiendo, pese a esta evaporación de los cuerpos, es el sexo en las mentes. Osea: que bien.

Mi alma es bastante clara, no sé si me la habéis visto ya, aunque con algunas manchas pardas, seguramente de tomar café. Y… es pequeñita. Y tiene dos alas. Sale desde mi ordenador y conoce almitas. Las de chica, son de color rosa, y muy simpáticas. Lo mejor de estos espíritus que voy conociendo es que, como no tenemos cuerpo, nunca podemos ser almas gemelas. Pensaba que tanto revolotear me acabaría molestando, pero de momento, es gracioso.

Definitivamente, el cielo será como internet pero de cuarta generación y con fibra recontrasuperóptica. Todos nos comprenderemos espiritualmente sin saber de nuestras piernas o del pelo que tenemos, o que no tenemos o si hemos cepillado los zapatos con betún antes de salir de casa. Mucho más fácil y mejor que la vida, en la que las circunstancias nos etiquetan y nos separan casi sin remedio, pese a que, refugiados en este firmamento digital, nos caigamos todos tan bien.