Desde el principio de los tiempos, la vida se ha visto como un ensayo corto antes de pasar a un estado superior y eterno. Este cielo, varía en diferentes culturas, pero siempre presenta una situación en la que se nos libera de las limitaciones que crea la realidad terrenal. Dicho lo cual, pasaré a aseverar tras esta pequeña introducción lo que viene a continuación:
Internet es como el cielo.
Una vez leída mi afirmación puede haber algunos gestos de sorpresa, exclamaciones más o menos malsonantes o irónicas, como «caramba», o «toma castaña», etc. Pero lo cierto es que Internet es lo que más se parece al cielo, dado que aquí las almas se relacionan entre ellas, sin intervención de los cuerpos. Aquí las personas no tienen edad, ni color de piel, ni nacionalidad (mientras que no confundan las zetas y las eses), ni indicios claros de riqueza. Lo que sigue existiendo, pese a esta evaporación de los cuerpos, es el sexo en las mentes. Osea: que bien.
Mi alma es bastante clara, no sé si me la habéis visto ya, aunque con algunas manchas pardas, seguramente de tomar café. Y… es pequeñita. Y tiene dos alas. Sale desde mi ordenador y conoce almitas. Las de chica, son de color rosa, y muy simpáticas. Lo mejor de estos espíritus que voy conociendo es que, como no tenemos cuerpo, nunca podemos ser almas gemelas. Pensaba que tanto revolotear me acabaría molestando, pero de momento, es gracioso.
Definitivamente, el cielo será como internet pero de cuarta generación y con fibra recontrasuperóptica. Todos nos comprenderemos espiritualmente sin saber de nuestras piernas o del pelo que tenemos, o que no tenemos o si hemos cepillado los zapatos con betún antes de salir de casa. Mucho más fácil y mejor que la vida, en la que las circunstancias nos etiquetan y nos separan casi sin remedio, pese a que, refugiados en este firmamento digital, nos caigamos todos tan bien.
Muy interesante el símil que estableces en tu reflexión. Pero hay mucha falsedad en internet, no todos tienen el alma clara. Para mí, es todo un escaparate en el aire. Falsa amabilidad, cotilleo, mala leche….aunque en algún momento almas claras se pueden encontrar y conectar. Esto es lo bueno de internet. Y el cielo….de existir, me gustaría que fuese más auténtico que internet, aunque sea virtual…pero auténtico.
Sucede como en las antiguas batallas medievales, cuando grandes y temidos ejércitos estaban a punto de enfrentarse a muerte en el campo de batalla; el mejor peleador y mås valiente era el rey; de vez en cuando tenía que salir y poner el ejemplo a sus soldados peleando el mismo uno a uno o en batalla campal; pues asi mismo está hoy Enrique Brossa. Un aplauso y muchas felicidades por su excepcional escrito.
Eres generoso conmigo. Muchas, muchas gracias.
Pero ¿Qué batalla? ¿Quién eres?