Una voz de mujer canta una melodía sin letra acompañada por una guitarra. Quizas esa música describa a una pasión complicada, o talvez una travesía en carromato entre montañas resecas. Puede que sea la expresión de su duende racial. Es un dulce veneno y esto sí que es un tópico.
Yo era un chaval con poca experiencia con los tres amigos que me acompañaban en aquel viaje de camping. Frente a nuestra tienda de campaña, aquella mujer agitanada, de ojos profundos. Siempre descalza, sentada sobre la trasera de su DKW con su guitarra.
-Deja de mirarla, tío, que esos nos van a rajar a todos. Anda, vamos a tomar un café.
-¿Mirar yo?¿A quién?
Mis tres amigos comenzaron a reírse y de nada me sirvió negar lo evidente. Ellos se fueron a desayunar al bar del camping y yo me quedé a mirar sus pies y sus muslos desnudos. Su cara de guarra hermosa, mayor que yo. Quería cultivar mi obsesión. Mientras seguía cantando canciones sin letra yo me hacia el ocupado, entrando y saliendo de mi tienda de campaña a coger una galleta de mi mochila impostando un aire de tipo curtido. Me pareció que sonreía mientras cantaba. Yo no sabía lo que quería exactamente. En unos minutos mis amigos vendrían del bar y burlándose me preguntarían si había hecho muchos progresos.
Me puse unas gafas de sol para disimular mi vigilancia lo que seguramente fue contraproducente. Parecería un policía. En un momento dado ella me saludo con la mano. Yo traté de disimular mirando mis galletas. Ella sonrió y dejó su guitarra. Se levanto y habló con los maromos que la acompañaban. Al poco se fueron hacia el bar. Inmediatamente ne llamó.
-¡Eh, tú, chico! ¿Puedes hacerme un favor?
Me acerqué con el corazón latiéndome en varias partes del cuerpo.

Cuando estuve a su lado me invito a pasar a su furgoneta donde estaban sus mochilas, un par de cazos, biquinis, toallas arrugadas, zapatillas de deporte y más cosas envueltas en un aire caliente, olores y penumbra. Me quedé mirando, dubitativo.
-Pasa, no tengas miedo.
Me tomó de la nano y entré con ella en la DKW.
-¿Por qué me miras todo el tiempo?
– Porque eres muy guapa.
Me sentí como un niño cuando ella sonrió.
-Tú también me gustas. Les he dicho que se vayan para quedarme contigo un rato.
Inmediatamente comenzó dame un morreo y tras quitarse su vestido playero apareciera dos tetas magníficas. Después me quitó el bañador y en pocos segundos estábamos copulando.
-Acaba, acaba deprisa, cariño, antes de que vengan. Les he dicho que te entretendría mientras os roban.