Querida mía.

Desde que te fuiste lo he pasado realmente mal. Me he sentido como un trapo. He salido a buscarte, pero no sabía por dónde. He querido llamarte, decirte a gritos que junto a mí siempre tendrás cabida. Pero perdí mis fuerzas. ¡Estaba tan triste! ¡Tan indefenso sin ti! Me hundí.

A medida que me fui deprimiendo noté que algo en mí estaba cambiando. Me deterioraba. Empecé a enfadarme con todos y por todo. Me volví más irascible que nunca. Entonces comprendí que ya habías vuelto a casa, conmigo. Te quiero, rabia mía. Vamos a volver a hacer mil cosas juntos. Sí,  mi rabia y yo. Tú has vuelto y también he vuelto yo.captura-de-pantalla-2011-12-03-a-las-23-13-091

Te quiero, rabia mía. No sé si nos comeremos el mundo, pero al menos le daremos un buen mordisco. Te necesito. Salgamos. Tú me ayudarás a poner muchas cosas al día. Juntos podremos.