Si mi estado de ánimo me lo permitiera te diría algo, que sería mentira.

Si mi manera de ser no me lo impididiese, te explicaría algo… pero sería falso.

Si yo no creyera en ti y tú no creyeras en mí, podría confesarte… lo que no es cierto.

Cerraría la puerta, te abrazaría y te engañaría sinceramente.

 

Dame tiempo.