La falta de consistencia al razonar es algo que molesta a cualquiera. A muchos les irrita en los otros, pero lo practican ellos mismos también. ¡Para eso son inconsistentes! Suele no deberse a limitaciones intelectuales, sino a simple grosería. Implica que la gente no se toma la molestia de pensar y razonar profundamente sus afirmaciones sino que apoya sus ideas como quien es del Real Zaragoza. Porque sí. En una democracia, en la familia, en el trabajo… En todas las áreas, eso al final nos pasa factura. A ellos y a todos.