Hay mucha gente que cree que lo que no es simple y radical son «todo mariconadas». ¿De centro? ¡Déjame de mariconadas! ¿Autonomía? Independencia, tío, y déjate de pamplinas.

Esa tendencia a la síntesis, a expensas del mínimo análisis, es lo que creo que caracteriza a todos los brutos y brutas de hoy día. Ese gusto por el trazo grueso facilita que alguien te dirija o manipule, porque un diagnóstico aceptable se mezcla con propuestas demenciales y ya obtienes la fórmula mágica para manejar una minoría ideologizada, y sectaria. Con el diagnóstico se consigue adhesión fácilmente. Por ejemplo: hay demasiados desahucios, Debería haber menos. ¿Quién podría estar en contra de eso? ¡Nadie! Pues alguien empieza a gritar contra los desahucios junto a algún bruto. Y cuando ya está el bruto cabraeado por el diagnóstico, veraz y doloroso, se le da un proyecto pensado con la frente, pero con la parte de fuera de la frente. No con la de dentro, no con la corteza prefrontal del cerebro, sino con los cuernos, siempre deseosos de embestir. Para acabar con los desahucios vamos a acabar con los ricos, con los que alquilan, con los políticos, con los funcionarios, con la policía, con los curas, los obispos, con las emisoras de radio de la derechona, con las televisiones privadas, con los anuncios, con los colegios concertados, con el golf, con los grandes almacenes, con las multinacionales, con las cárceles, con los cereales para el desayuno, esto porque a mí me da la gana, con los coches, los tejanos de marca, los diseñadores, acabaremos con el master chef, prohibiremos los limpiabotas, pero legalizaremos la prostitución, acabaremos con el alcohol, pero legalizaremos el porro, todas las playas serán nudistas, implantaremos la formación del espíritu bisexual… No quedará títere con cabeza. Y desde luego no habrá más desahucios porque el país quedará como un enorme parking completamente vacío, excepto por los idiotas que queden sentados en el suelo. Pero antes, la masa de gente con motivos reales de frustración, convertida en chusma gracias a estos mensajes, reponde: ¡Sí! ¡Me apunto a esto!

El bruto de hoy no habla estilo cazurro como Fernando Esteso. No es consciente de su condición, ni entiende que otros tengan derecho a no ser como son ellos. Te increpa, te insulta, trata de intimidarte. Y no es consciente. Le parece normal. Tiene una visión peculiar de sus derechos y ninguna sobre los tuyos. Le han enseñado que la historia solo tiene un sentido y es un camino que pasa por encima de ti. O eres trasparente y no se te ve, o directamente es que eres un enemigo de la Historia, y del pueblo, ¡cabrón! El bruto es radical.  Y el radical es bruto.

Ahora hay mucha más información que antes pero poca y mediocre educación. La educación nos enseña a valorar la información que recibimos. Aporta moderación y sensatez. Nos enseña precaución. A no ser brutos de ideas. A ser libres. Y a pensar un poco, que no es ninguna mariconada.

05