Pasaron los años
del potencial infinito.
Los de la esperanza
acabaron después.
Superado el espejismo
de la mejora personal
Nos reunimos en la penúltima fase
de una vida achatada
Perdidos el garbo y la mirada.
Más dispuestos que nunca
a tolerar limitaciones ajenas,
una vez que las propias
nos han humillado ya
y que van a hacerlo mañana más.
Quedan la voluntad y la resignación.
Aceptamos lo que nos falta,
que es parte de lo que quisimos ser.
Con otro patrón para medir
el tiempo que nos espera.