Los ojos de mi hijo son grandes, redondos, claros y lo esperan todo de mí. A través de esa mirada creo ver su corazón. Juega al fútbol con su consola y dice que el delantero centro soy yo. Me ensimismo viéndole sonreír. Se da cuenta y me pregunta qué me pasa. Nada, hijo. Estaba pensando… Os dejo. Tengo miles de cosas muy importantes que hacer por él. http://ow.ly/rAifV