Podrías quizás tener un perro

BORRADOR (SERIE CURSILERIAS PARA DAR LAS BUENAS NOCHES)

Podrías quizás tener un perro. Un perro bonito adorna a una mujer atractiva. Sí, sí, mejor que salir a correr, podrías tener una gran perro y salir esta noche los dos, el animal y su ama, a desafiar el viento y el frío. Tú con tu cabello largo y él con sus espesas lanas caninas. Estaría bien. Y estaría bien que yo necesitase fumar. Y que esta noche, yo fumando y tú paseando el perro, nos conociéramos por casualidad junto a un árbol, y conversásemos mientras tu perro regase un parterre. Acariciaría al animal y tú ya sabrías que estaba adorando al santo por la peana. Te ofrecería tabaco, y charlaríamos. Yo te preguntaría, ¿A qué horas sueles pasear tu perro? Y tú me dirías, ¿Y a qué hora sueles fumar tú? Tus ojos y dientes brillarían en la oscuridad y yo bajaría mi cabeza para poder verte por encima de mis gafas empañadas por la niebla suave. Te acompañaría a casa quizás, y como no sería normal pedirte el teléfono nada más haberte conocido, nos daríamos algunas pistas para el siguiente encuentro casual.
De vuelta a casa, con la alegría del simple, sacaría la mano del bolsillo del abrigo para arrancar cualquier hoja de un seto o de una yedra, y me sentiría tonto y feliz, a diferencia de como me siento ahora, tonto también pero infeliz, por estar soñando contigo, sin saber si existes. Seguiría camino a casa, arrancando hojas y partiéndolas nerviosamente en trocitos y sembrándolos por la acera. Estaría bien. Pero todo esto son fantasías imposibles que debí haber olvidado a los diecisiete. No voy a soñar más encuentros. Aunque… ¿Y si yo me comprara el perro? Por si acaso existieras.

¡¡ME HAN RECONOCIDO!!

¡¡ME HAN RECONOCIDO!!

Esta mañana me han reconocido. No me acuerdo muy bien cómo ha sido pero creo que salía de los lavabos de un bar cuando de pronto una señora me dijo como si me hubiera descubierto:
-¡No será usted!
No supe qué responder y dije:
-Posiblemente.
-Es usted Enrique Brossa.
-Encantado- respondí cortés.
-¿Cómo que encantado? Yo no me he presentado. Hablo de usted, que es Enrique Brossa.
-Creía que me presentaba usted a mí mismo.
-Eso no tiene sentido.
-Si lo tiene, porque las señoras como usted siempre creen saber más de mí que yo.
-¿Y qué tal nos portamos?
-Conmigo por lo general bien. Aunque no se crea que todas y siempre.
-Es usted un protestón. ¿No quiere saber quién soy yo?
-De momento no tengo mucho interés. Lo que sí quiero es saber de qué me conoce.
-¿No se está usted volviendo un poco vanidoso?
Me quedé pensativo. Entonces ella me iluminó con sus palabras.
-Yo soy un sueño matutino. Su despertador sonará en pocos minutos.
-¿En serio? Entonces yo no soy nadie…
– La que no soy nadie soy yo, que soy un sueño. Usted sí, es alguien.
-Todos somos alguien. Pero aquí hay algo que no entiendo.
-¿Qué pasa?
-A mi los sueños nunca me tratan de usted.
-Será que habrá tenido usted un sueño un poco estiradillo esta mañana.
-Eso parece una señal… Un signo de algo.
-Usted no es supersticioso.
-¿Ya empezamos a explicarme cómo soy en realidad? ¡Típica!
-¡Ay, qué hombre tan difícil!
-Pero bueno, no hable así como si yo fuera de su responsabilidad. ¿Esto no lo estoy soñando yo?
-Por supuesto.
-Pues, oiga, deje de hacerme esos comentarios invasivos. ¿No podría haber sido usted un sueño más sexy y menos «resabidillo»?
-Vaya. Ya salió. Al final va a ser usted tan superficial como todos.
-¡Bueno! Como siga usted por ese camino, le advierto que voy a tener que despertarme.
-No tiene escapatoria- y empezó a reírse a carcajadas -. Su vida tiene más de sueño que sus sueños.
-En cuanto me despierte me olvidaré de usted. No pienso tratar de entender lo que quiere decirme.
Entonces ella se alejó diciendo:
-Usted no entiende bien la vida.
-Y usted no tiene ni puñetera idea de lo que es soñar, ni de los sueños ni de lo que es un soñador. Le recomiendo que asista a la videoconferencia que voy a impartir.
-Ah, qué interesante. ¿Cómo se llama su conferencia?
-Manual de supervivencia para soñadores. Valdrá solo 3 euros (porque mi asesor me prohíbe darla gratis) y durará 1,5 horas. Mínimo 10 personas y máximo 10 personas. Será el lunes 12 de noviembre del 2018 a las 19:00 horas de Madrid. Repito, es videoconferencia, la escucharás desde tu casa.
-Pues eso podría estar bien… ¿Cómo puedo apuntarme?
Ingresando el dinero en un BBVA. Pídame por el chat el número de cuenta.

Photo by bark

LA ILUSIÓN AL FINAL

LA ILUSIÓN AL FINAL

Canción sin música

Como tú sabes yo soy humilde
No guardo cartas bajo la manga
y menos a ti.
Yo puerilmente te escribo versos.
Adolescente, sueño con besos.
Vente a Madrid.

Tienes mi esperanza.
Los últimos sueños.
Los pasos más torpes
que no llevan lejos.

Ahora que vivo estos tiempos raros,
no son momentos de estar ufanos
sin ton ni son.
Si estás conmigo ya estoy contento
si tu me quieres, no me lamento
¡Tienes razón!

Te doy mi temblor
mi angustia y mi duelo
me miras, me río
arrugando el ceño

Solo le ofrezco a tu cuerpo sano
una ciudad, y encontrar un algo
con tu ilusión.
Quiero dormir contigo, abrazado.
Sentir tu risa, sonido claro,
oír tu corazón.

Das tu alegría
sembrada en baldío.
Me alivias un poco,
no tan abatido

Ya que presiento separaciones
Palpar tus senos, cantar canciones.
Aprovechar…
Si se acabase ya mi momento,
ten por seguro un presentimiento:
algo quedará.

Eres una islita en mi corazón.
Lo demás es frío y mucho dolor.
Un viento de vida y de diversión.
Sálvame con risas, cariño y color.
No quiero preguntas ni reflexión
quiero verte cerca al último temblor

Es muy sencillo y te soy sincero.
Tímido amor oculto en deseo.
Centrado en ti.
Yo puerilmente te escribo versos.
Adolescente, sueño con besos.
Ven a Madrid.

Estás ahí

Al encender estás ahí siempre. Quizás esperando. Unas veces saludas. Otras me miras, o siento yo que me estás observando sin hablar desde tu dispositivo electrónico. Me lees. Otras compartimos charlas muy especiales. Imagino que estamos presos en una cárcel medieval, en dos cámaras separadas. No podemos tocarnos, ni vernos siquiera. Hacernos llegar nuestras voces nos aporta mucho o casi todo. La noche cae sobre nosotros y el silencio nos cubrirá en minutos. Pero antes de quedar dormido recordaré que eres un rayo de luz atravesando la humedad de mi celda de piedra fría. Cuando te acuestes, puedes soñar que te refugias en mí, porque yo también lo siento así, y te lo confirmo: tu nuca,  que yo desearía peinar con mis dedos, y tu cuello delicado de ave, encajarían bien entre mi axila y mi hombro. Cómo no protegerte si compartimos esta peripecia de naves a la deriva. Pero al apagar el ordenador, cambiamos de una realidad a otra más abierta e incómoda que nuestras mazmorras, y cada vez tardo más segundos en olvidar el diminuto haz de luz transparente que estaba iluminando mi sonrisa, la que tú me provocas, endulzando nuestro presidio virtual.

Que descanses,

Verde y azul

Jardin-2-356-500x375La yerba brilla esta tarde en distintos tonos de verde sobre la esplanada. Los arboles perfectamente diseminados. El cielo también está de cristal  liso, brillante, impoluto. Las casas son modernas, bien diseñadas. Las manos sostienen elegantemente las copas. La música de fondo del vino español al aire libre es música de Bethoven y Berlioz. El sol está en su punto. Un escenario perfecto para que tú estuvieras allí.

Si supieras cuánto necesito encontrarte…

Mi selva

pubu17_qkYIp2Bl6cvB

Has brotado tú, en forma de maravilla. Como las fuentes, como las selvas. Igual que me gusta beber, o escuchar música alterando mi ánimo, igual me gusta mirarte. Me emborracha. Noto que algo me está volviendo más y más tonto aún de lo que ya era, y son tus labios, tu voz y tus ojos. No me importa quedarme así. Mirarte vale la pena.