Te extrañarán algunas cosas que te estoy contando de la muerte.
Pues mira, yo creía que el domingo de resurrección dejaban resucitar a todo el mundo y por lo visto, de eso nada de nada. Vamos, que tenía que haberme enterado bien y no lo he hecho. Culpa mía. Así que aquí estoy yo, que ahora no sé que hacer. Aquí hay niebla todos los días, parece que el cielo esté en Escocia o algo así. Di que ni siento ni padezco, y eso es una ventaja si sufres mucho en la Tierra, aunque eso ya me lo decía un profesor cuando era pequeño, porque era un niño reflexivo y tranquilo. Vamos, que para mí, que soy flemático, eso no es lo peor. A mí me gusta la radio, aquí no se pilla nada… pero te enteras de todo igual, eso te ocurre mucho en el firmamento si estás de alma como yo. En fin, no vale de nada lo que te cuente, porque esto de morirte, hay que vivirlo, no vale que te lo expliquen, no te haces bien a la idea. Sigue mandándome cuentos tuyos, por favor, porque aunque aquí no hay wifi, ahora me lo leo todo. Bueno, no me lo leo, pero como si lo leyera, ¿sabes? estas cosas raras que tiene el cielo. ¡Si es que estoy en el cielo! Porque esto está muy mal señalizado. En carteles gastan menos que en las carreteras españolas. No pone nada en ningún sitio. Luego, lo de las tías buenas con alas… De momento ni una. Pero vamos… yo estoy bien. No sé por qué, la verdad… No hago nada… Solo mirando a Dios, todo el rato. Y no creas que Dios está haciendo milagros, comunicando revelaciones y montando el show. ¡Qué va! ¡Nada de eso! Todo el rato mirando. Corte no te da, porque por lo visto tampoco hay tiempo, no es como estar dos horas mirándole, que parecería un poco raro. En fin, esto, como sintetizaría una tía de mi mujer, que espero tardar en encontrarme por aquí, el cielo «es que es un poco así».